¿Cuál es el estilo
musical que más le agrada a Dios?
“Y
David y todo Israel se regocijaban delante de Dios con todas sus fuerzas, con
cánticos, arpas, salterios, tamboriles, címbalos y trompetas” (crónicas 13:8).
Siempre han existido diferentes puntos
de vista sobre que géneros musicales realmente alaban a Dios y edifican a la
iglesia.
Con la incorporación a la vida
cristiana de géneros como el merengue, el rock pesado, las cumbias, la salsa,
el rap, entre otros, muchos se preguntan: ¿es posible adorar a Dios a través de
todos las manifestaciones musicales? Hace algunos años en las congregaciones,
la música y alabanza se limitaban a una guitarra acústica o a un piano;
mientras que en la actualidad el saxofón, el sintetizador, el bajo eléctrico,
la batería y los teclados Juegan un papel preponderante al momento de
glorificar el nombre del Señor.
Muchos consideran que el problema no
radica en alabar a Dios con la variedad de instrumentos musicales como lo
menciona el Salmo 150, sino en utilizar esos medios para reducirla a
estridencia, algo incomprensible para el oído, y que llega a percibirse como
ruido, sin cumplir su verdadera comisión de adorar a Dios y evangelizar las
almas. El Rey David, uno de los más grandes músicos, poetas y compositores que
mencionan las escrituras honraba a Dios por medio de alabanzas que edificaban y
compartían sobre las doctrinas bíblicas. Por lo que para muchos el contenido de
la letra, la melodía y el ritmo son aspectos que deben de cuidarse mucho y
pasar por un filtro antes de ser expuestos públicamente.
El mensaje que contienen las letras de
muchas alabanzas podría ser de bendición para los oyentes, sin embargo, muchas
veces, la envoltura con que se presentan impiden alcanzar su verdadera función.
Es cierto que la música evoluciona a medida pasa el tiempo, y que también
recibe influencias de las diferentes culturas o pueblos, como lo explica “El
diccionario Ilustrado de la Biblia”.
Ahí se menciona que los judíos
mantenían relaciones con los diferentes pueblos, pero de manera especial la
convivencia con los Egipcios por cuatro siglos, influyó en el arte musical
hebreo y en la evolución o incorporación de otros instrumentos a los suyos
propios. Y esto no ha cambiado mucho hoy en día, pues a la música cristiana
continúan incorporándose elementos seculares, lo cual provoca diferentes puntos
de vista. Unos sostienen que Dios no espera ser alabado con patrones
establecidos o modelos ya existentes, sino que lo más importante es la
sinceridad de nuestro corazón para alabarle, sea con un ritmo lento o
acelerado.
También existe la postura de que las
influencias musicales del mercado secular, no deben ser un pretexto para
aceptar todo lo que el mundo nos da. Para el director de “Roca Eterna”, Nathán
Salaverría, existen muchas agrupaciones o interpretes cristianos que extraen
melodías de canciones seculares y las traen al evangelio, lo cual genera mucha
polémica sobre a quién verdaderamente se quiere adorar, si a un Dios que merece
toda nuestra alabanza o a los hombres. Salaverría asegura que además de cantar
con el espíritu, lo debemos de hacer con sabiduría y entendimiento.
Por otra parte de acuerdo con René
Araujo, locutor de la radio cristiana Progreso, es natural que los músicos
sigan desarrollando sus géneros. “Una persona que es administrador de empresas
y entrega su vida a Cristo no se le puede pedir que deje de ser administrador
de empresas para entregar su vida a Dios”, señala.
Ahora, la biblia dice: “no te harás imagen alguna ni de lo que está debajo de la tierra ni
sobre ella ni de lo que está arriba en los cielos”, de ahí que los judíos ortodoxos prohíban el arte
de pintar porque infringe esta ley. Entonces, ¿es pecado tener imágenes de
nosotros mismos o de un familiar o de una salida con nuestros amigos sólo con
el ánimo de tener un recuerdo? Lo mismo ocurre con el arte de la música, en el
que cada género tiene su naturaleza u origen, pero lo que realmente se debe
analizar es lo que está dentro de nuestros corazones...escuchamos la música
para adorar a Dios, para acercarnos más a Él o para vivir como vive el
cantante, a la moda, en su estilo, etc.? Pero algo si es cierto, si no edifica,
lo mejor es no escucharla…
El Punto de vista que no debemos de
perder es el que menciona las escrituras en Efesios 5:18-19 : “No os embraguéis
con vino, en el cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu,
hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales,
cantando y alabando al Señor en vuestros corazones”. Por su parte, 1
Tesalonicenses 5:21 nos anima a “Examinarlo todo, y a retener lo bueno”.
Es decir, creo que debemos evitar que
la música que utilizamos para adorar a Dios se convierta en el centro de
nuestra adoración...se entiende, no ?
Además debemos recordar que nuestro
canto de alabanza y adoración a Dios es la única de todas nuestras actividades
en la Iglesia que continuará en el cielo, ya que lo demás no tendrá razón de
ser.
Vale la pena entonces que le dediquemos
nuestro tiempo y dedicación para que nuestras celebraciones sean cada vez más
vínculos fuertes entre los hombres y nuestro Buen Dios.
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