viernes, 28 de febrero de 2014

DIOS Y LOS ESTILOS DE MUSICA



¿Cuál es el estilo musical que más le agrada a Dios?



“Y David y todo Israel se regocijaban delante de Dios con todas sus fuerzas, con cánticos, arpas, salterios, tamboriles, címbalos y trompetas” (crónicas 13:8).
Siempre han existido diferentes puntos de vista sobre que géneros musicales realmente alaban a Dios y edifican a la iglesia.

Con la incorporación a la vida cristiana de géneros como el merengue, el rock pesado, las cumbias, la salsa, el rap, entre otros, muchos se preguntan: ¿es posible adorar a Dios a través de todos las manifestaciones musicales? Hace algunos años en las congregaciones, la música y alabanza se limitaban a una guitarra acústica o a un piano; mientras que en la actualidad el saxofón, el sintetizador, el bajo eléctrico, la batería y los teclados Juegan un papel preponderante al momento de glorificar el nombre del Señor.

Muchos consideran que el problema no radica en alabar a Dios con la variedad de instrumentos musicales como lo menciona el Salmo 150, sino en utilizar esos medios para reducirla a estridencia, algo incomprensible para el oído, y que llega a percibirse como ruido, sin cumplir su verdadera comisión de adorar a Dios y evangelizar las almas. El Rey David, uno de los más grandes músicos, poetas y compositores que mencionan las escrituras honraba a Dios por medio de alabanzas que edificaban y compartían sobre las doctrinas bíblicas. Por lo que para muchos el contenido de la letra, la melodía y el ritmo son aspectos que deben de cuidarse mucho y pasar por un filtro antes de ser expuestos públicamente.

El mensaje que contienen las letras de muchas alabanzas podría ser de bendición para los oyentes, sin embargo, muchas veces, la envoltura con que se presentan impiden alcanzar su verdadera función. Es cierto que la música evoluciona a medida pasa el tiempo, y que también recibe influencias de las diferentes culturas o pueblos, como lo explica “El diccionario Ilustrado de la Biblia”.

Ahí se menciona que los judíos mantenían relaciones con los diferentes pueblos, pero de manera especial la convivencia con los Egipcios por cuatro siglos, influyó en el arte musical hebreo y en la evolución o incorporación de otros instrumentos a los suyos propios. Y esto no ha cambiado mucho hoy en día, pues a la música cristiana continúan incorporándose elementos seculares, lo cual provoca diferentes puntos de vista. Unos sostienen que Dios no espera ser alabado con patrones establecidos o modelos ya existentes, sino que lo más importante es la sinceridad de nuestro corazón para alabarle, sea con un ritmo lento o acelerado.

También existe la postura de que las influencias musicales del mercado secular, no deben ser un pretexto para aceptar todo lo que el mundo nos da. Para el director de “Roca Eterna”, Nathán Salaverría, existen muchas agrupaciones o interpretes cristianos que extraen melodías de canciones seculares y las traen al evangelio, lo cual genera mucha polémica sobre a quién verdaderamente se quiere adorar, si a un Dios que merece toda nuestra alabanza o a los hombres. Salaverría asegura que además de cantar con el espíritu, lo debemos de hacer con sabiduría y entendimiento.


Por otra parte de acuerdo con René Araujo, locutor de la radio cristiana Progreso, es natural que los músicos sigan desarrollando sus géneros. “Una persona que es administrador de empresas y entrega su vida a Cristo no se le puede pedir que deje de ser administrador de empresas para entregar su vida a Dios”, señala.

Ahora, la biblia dice: “no te harás imagen alguna ni de lo que está debajo de la tierra ni sobre ella ni de lo que está arriba en los cielos”, de ahí que los judíos ortodoxos prohíban el arte de pintar porque infringe esta ley. Entonces, ¿es pecado tener imágenes de nosotros mismos o de un familiar o de una salida con nuestros amigos sólo con el ánimo de tener un recuerdo? Lo mismo ocurre con el arte de la música, en el que cada género tiene su naturaleza u origen, pero lo que realmente se debe analizar es lo que está dentro de nuestros corazones...escuchamos la música para adorar a Dios, para acercarnos más a Él o para vivir como vive el cantante, a la moda, en su estilo, etc.? Pero algo si es cierto, si no edifica, lo mejor es no escucharla…
El Punto de vista que no debemos de perder es el que menciona las escrituras en Efesios 5:18-19 : “No os embraguéis con vino, en el cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu, hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones”. Por su parte, 1 Tesalonicenses 5:21 nos anima a “Examinarlo todo, y a retener lo bueno”.


Es decir, creo que debemos evitar que la música que utilizamos para adorar a Dios se convierta en el centro de nuestra adoración...se entiende, no ?

Además debemos recordar que nuestro canto de alabanza y adoración a Dios es la única de todas nuestras actividades en la Iglesia que continuará en el cielo, ya que lo demás no tendrá razón de ser.

Vale la pena entonces que le dediquemos nuestro tiempo y dedicación para que nuestras celebraciones sean cada vez más vínculos fuertes entre los hombres y nuestro Buen Dios.


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